He pasado la semana recordando los juegos de mi infancia y no me ha resultado demasiado complicado conseguir que volvieran a surgir las melodias de algunas canciones, los trabalenguas, las adivinanzas...aprovechando que he tenido en casa a mis sobrinos, he intentado hacerles usar la imaginación más que los juguetes o la televisión(que realmente ni siquiera han tenido un segundo para ver). Jugar al sambori, a la zapatilla por detrás, al juego de las sillas, al escondite inglés,a la gallinita ciega, a la goma...la verdad, confieso, no sé quien disfrutaba más, si ellos o yo...todos estos juegos combinados con las excursiones y meriendas en el campo han hecho que la semana sea especial, divertida y entrañable, disparando recuerdos a la memoria. Blanca y Dani disfrutaron jugando sin juguetes y enseñando a la vez a sus nuevos amigos del pueblo los juegos que acababan de aprender. Así han pasado las horas, en la puerta de casa, como antaño, saltando, cantando y bailando.
Hemos disfrutado también de la naturaleza, de las meriendas en el pinar junto al río, de tumbarnos sobre una manta para escuchar los sonidos del bosque, del correr del agua, de los cantos de los pájaros. De nuevo hemos recogido la basura que otros tiran con tanta ligereza y Dani se empeñó en llevarla colgada al hombro con un palo como su tio suele hacer(foto). Parece mentira que unos niños tengan más conocimiento que muchos adultos que pasan por estos parajes tan bonitos dejando sus desagradables huellas. Al final lo que dice Pedro, habrá que ponerle puertas al monte y cobrar entrada.
3 comentarios:
Fantástico, ...todavía quedan personas que saben identificar los aspectos esenciales de la vida.....de todas formas...que sepas que estás plantando cara a Playstation y Nintendo...palabras mayores.
Sobre la suciedad en los pinares o similar: admirables vuestras acciones,..., como curiosidad este fin de semana he estado comiendo cenando en un pinar, paradójicamente los propios del pueblo eran los que dejaban papeles, colillas, bolsas de papas, etc... paaaaaaaa matalos ..y además eran cazadores de afición.
Igual la escopeta afecta al cerebro ;-)))
Pues si, puedo con la nintendo, playstation y hasta con el ordenador, pero eso es más fácil evitarlo en el pueblo, la ciudad trae malas tentaciones para todos. En El Picazo ocurre lo mismo, lo ensucian sus propios habitantes y bueno, lo de que encima eran cazadores...¿me arranco o me controlo?, mejor me controlo y me reservo lo que pienso, puede sonar muy mal pero no te resultará muy difícil imaginarlo. Un besote.
Carlos, te aseguro que especímenes de esos allí tenemos unos cuantos. Ya hace tiempo que dejé de creer en el mito del "buen salvaje".
Saludos.
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